miércoles, 5 de marzo de 2014

Un 22% de las europeas ha sufrido violencia machista de su pareja

Las organizaciones feministas europeas se felicitaban ayer porque, al fin, existen datos comparables sobre violencia contra la mujer en todos los países de la UE, lo que va a facilitar que se pongan en marcha mejores y más específicas campañas de prevención y de actuación. Sin embargo, los resultados de una macroencuesta con 42.000 mujeres (1.500 por cada país de la UE) disiparon cualquier otra interpretación positiva. Una de cada tres mujeres europeas ha experimentado violencia física y/o sexual, según desveló ayer la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE (FRA, en sus siglas en inglés) durante la presentación del trabajo. Se trata, si se extrapolan los datos, de 62 millones de mujeres. Y algo más de una de cada cinco (22%) respondió a los entrevistadores que había sufrido esa violencia física y/o sexual por parte de una pareja o expareja. Los resultados del trabajo, presentado ayer en el Parlamento Europeo, demuestran, según la portavoz de la FRA, Blanca Tapia, que “las mujeres no están seguras ni en casa ni en el trabajo”. La encuesta pregunta sobre experiencias de violencia física, sexual y psicológica, además del acecho o acoso sexual. Entre otras cosas, concluye que un 5% de las encuestadas dijo haber sido violada. Un 43% relató algún tipo de violencia psicológica por parte de su pareja actual o una anterior (humillaciones en público, prohibición de salir de casa, amenazas físicas…). Un 55%, es decir, más de la mitad, dijeron haber experimentado algún tipo de acoso sexual. Un tercio de las víctimas señalaron que el autor era un jefe, un compañero o un cliente. “Por primera vez hablamos de datos para toda la UE y que no proceden de ONG ni de fuentes gubernamentales, sino de entrevistas. Ha sido un proceso largo. Hemos estado dos años desarrollando la encuesta y uno con el trabajo de campo”, explicó ayer Sami Nevala, de la FRA. Las entrevistas, a mujeres de 18 a 74 años escogidas según un muestreo aleatorio, se hicieron cara a cara, también por mujeres, en las casas de las encuestadas, o en lugares elegidos por ellas donde se sentían cómodas. Solo una mujer por unidad familiar. Las preguntas no eran genéricas. Por ejemplo, no debían responder a si habían sufrido violencia física. “Les hicimos preguntas específicas sobre tipos de violencia”, explicó Nevala. “¿Te han abofeteado?” es una de ellas. En muchos resultados los mapas con los porcentajes muestran llamativas diferencias por países. Parece haber un patrón. Los países escandinavos tienen más mujeres que, por ejemplo, relatan haber sufrido violencia a manos de sus compañeros. En cambio, en países del sur y del este, como España, Portugal, Grecia o Polonia, los porcentajes son más bajos. “En el informe tratamos de explicarlo o, más bien, de señalar cosas que hay que tener en cuenta. Una es la igualdad de género. Hay una correlación. Cuanto más igualitario es un país, más se habla de los incidentes violentos contra las mujeres. A las mujeres les resulta más fácil hablar de ello”, señaló Nevala. “No se trata de que haya menos violencia en un país que en otro. De hecho, es probable que en los lugares donde las mujeres no están familiarizadas con este tipo de encuestas, donde no hablen de esta cuestión, se reporten menos casos", coincide Karima Zahi, coordinadora del Lobby Europeo de Mujeres. La encuesta, que responde a una petición del Parlamento Europeo y de la presidencia española del Consejo, que solicitaron datos sobre violencia contra las mujeres en 2010, también preguntó por la comunicación, o la ausencia de ella a la policía, o a otros servicios. El 67% de las mujeres no comunicaron a nadie el caso más grave de violencia por parte de su pareja, según el trabajo. “Los resultados son sorprendentes, sobre todo en algunos Estados que se suponen más avanzados”, aseguró la parlamentaria búlgara Antonyia Parvanova, ponente de un informe sobre violencia machista que la semana pasada se votó en el Parlamento Europeo y que exige normas de alcance europeo para combatirla. “Se puede hacer mucho más. Hay que dar pasos efectivos, poner en marcha medidas. Las campañas deben dirigirse a todo el mundo, desde la infancia. Después de los primeros siete años es demasiado tarde para hablar de igualdad de género y educar a los jóvenes en ella”, insistió. La nueva legislación que puede salir de ese informe introduciría normas a nivel europeo sobre la formación de los funcionarios y profesionales que entren en contacto con las víctimas, campañas de sensibilización, líneas telefónicas gratuitas y centros de acogida especializados (donde no existan), además de crear la figura en los Estados miembros de los “relatores nacionales” sobre violencia contra las mujeres. Noticia extraída del periódico El País